Las mujeres son más vulnerables al estrés laboral que los hombres
Una de las enfermedades más comunes de estos tiempos es el estrés laboral, pero tiene un mayor impacto en las mujeres. Lee más al respecto.

Las mujeres son más vulnerables al estrés laboral que los hombres - Pixabay
Si bien antes se consideraba que el estrés laboral era una consecuencia normal del trabajo, no se le veía de manera negativa como ahora. Al contrario, el estrés era moneda común y, por tanto, un indicador de la responsabilidad de un trabajador. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha demostrado ya que el estrés laboral es perjudicial para la salud.
Ha sido un camino difícil llegar al punto en el que se empiecen a crear políticas y estrategias que disminuyan este estrés. En la sociedad que ahora vivimos, una sociedad apresurada, no parece probable que vaya a desaparecer pronto el estrés, sino que habremos de acostumbrarnos a vivir con él, o al menos a disminuirlo hasta un punto donde no afecte nuestra salud.
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Uno de los motivos por los cuales es tan complicado medir el estrés o manejarlo, es que tiene diversos factores que lo desencadenan, no sólo uno. Ni siquiera cuando nos referimos al estrés laboral podemos reducir sólo al ámbito laboral las causas del estrés, ya que éste siempre estará permeado por otros contextos de tipo personal y social.
A pesar de sus variables, hay ciertas generalidades que han sido comprobadas en estudios e investigaciones, como el hecho de que las mujeres son más propensas que los hombres a padecer estrés laboral, incluso hablando de un mismo trabajo, con mismas responsabilidades en una misma empresa.
¿Cómo es que ocurre esto? La razón de ello son factores mayormente sociales que personales.
Es muy sencillo de explicar este punto. A partir de la Segunda Guerra Mundial podemos hablar de la incorporación de las mujeres en el mercado laboral, porque si bien antes había caso de mujeres trabajadores, fue en este punto histórico en que accedieron a otras profesiones y no fueron casos aislados, sino que muchas mujeres empezaron a ser una mano de obra importante porque los hombres estaban en la guerra.
Sin embargo, aunque se incorporaron al mercado laboral, las responsabilidades domésticas continuaron recayendo en ellas, y es una historia que podemos extender hasta ahora. Así, no sólo se preocupan de manera exclusiva en las responsabilidades y el estrés generado por una actividad laboral, sino que al mismo tiempo deben de ocuparse también de lo doméstico. Los hombres, por otra parte, no tienen la misma carga de trabajos domésticos no remunerados, por lo cual su estrés se limita a un campo, no a varios.
Así pues, diversos estudios han demostrado ya que esta brecha de estrés está directamente relacionada con el trabajo en casa que realizan las mujeres, porque incluso en el siglo XXI, las labores domésticas y de cuidados continúan recayendo casi por completo en ellas.
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De acuerdo con datos de la ONU, las mujeres realizan hasta el triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en comparación con los hombres, pero además de ello, otro factor es que dichas actividades no son consideradas trabajo o “complicadas”, por lo cual se les da menos valor, lo que puede aumentar el estrés al sentir las mujeres que su trabajo no es tomado en cuenta.
Todo esto, sumado al estrés laboral que un puesto de trabajo conlleva, provoca que el estrés y sus efectos sean más frecuentes en mujeres que en hombres.